Abril es un mes muy especial para Celso Toledo, veterano de la Guerra de Malvinas. Si bien la fecha evoca la "gesta" del 2 de abril, para él, como para tantos otros, el recuerdo está inevitablemente entrelazado con la lucha posterior por el reconocimiento y las heridas, tanto físicas como emocionales, de un conflicto que marcó sus vidas para siempre.

"El tema del reconocimiento, nosotros tuvimos que andar mucho, recorrimos mucho camino para que tengamos reconocimiento", relata Toledo con una mezcla de alivio y la memoria de aquellos primeros tiempos tras el cese del fuego. "No me quejo, ahora estamos reconocidos. No como en otros países que tienen un número mayor de veteranos de guerras que todavía andan por la calle. Nosotros por los primeros meses vendíamos estampitas por los trenes de Buenos Aires y en todos lados. Esas son las cosas que pasan después de un dos de abril, gracias a dios hoy estamos reconocidos".

MUCHOS VENDIAMOS ESTAMPITAS PARA VIVIR

Sin embargo, Toledo señala que la etapa más difícil llegó con la posguerra. "La cosa más relevante fue pos guerra. Es cierto, después nos escondieron bajo la alfombra. Que de a poquito por iniciativa propia de los veteranos fuimos saliendo y con el apoyo de algunos políticos". Para muchos, los actos conmemorativos del 2 de abril eran, "un acto más", sin embargo para él, el día del Veterano significa,  hasta hoy un día para recordar y hacer memoria de que se perdieron muchas vida de jóvenes argentinos.

CON OTROS VETERANOS DIMOS CHARLAS EN LAS ESCUELAS

Con la convicción de mantener viva la historia, Toledo y otros veteranos dedican tiempo a compartir sus experiencias en las escuelas. "Nosotros desde hace un tiempo vamos a dar charlas a las escuelas, porque si no tenemos memoria no tenemos historias. Hemos ido a dar charlas a las escuelas, En la escuela 157 y el Bachillerato Nº22 y en Wanda". Subraya la falta de preparación ante un evento de tal magnitud, reconociendo incluso la sorpresa de los propios ingleses ante el valor del soldado argentino. No obstante, su visión para el futuro es clara: "No tenemos que preparar a los jóvenes para una guerra. Hoy en lugar de usar las balas, tenemos que usar la diplomacia, debemos preparar a nuestros jóvenes más intelectualmente".

Toledo también reflexiona sobre la importancia de la decisión de tomar las islas en aquel momento. "Si nosotros ese 2 de abril no tomábamos las Malvinas hoy las Malvinas no figuraría más en nuestros mapas. Terminaba la posibilidad de reclamo diplomático. Hoy nos queda 110 años para seguir reclamando y tratar de llegar a un acuerdo pacífico".

Con una mirada crítica hacia la sociedad actual, el veterano lamenta la pérdida de valores fundamentales. "Desde hace muchos años se viene viendo el deterioro hacia el respeto hacia los símbolos patrios, hacia los que hicieron el surco para construir esta gran nación. Se perdió también el respeto hacia el trabajo, hay demasiado conformismo que tratar de luchar y salir adelante. Tiene que volver aquellos tiempos en que los jóvenes se ganaban sus cosas con sus trabajos, se perdió mucho el respeto" reflexionó.

HICE LA COLIMBA EN PALOMAR TRES MESES DE INSTUCCIONES Y A LA GUERRA

En sus recuerdos de los días anteriores al conflicto, Toledo revive su paso por el servicio militar. Tras trabajar desde joven, la citación lo llevó a la 1ra Brigada aérea de El Palomar. "Allí tuvimos instrucciones desde enero hasta marzo. El 1ro de abril nos informaron que tenemos una Misión. Los más antiguos nos dijeron que nunca habían hecho ese tipo de instrucciones. Refiriéndose a los de la Case 61-62 que estaban recargados". La noticia del 2 de abril los movilizó rápidamente: "Nos llaman a tomar las armas con todo el cargamento militar. Una compañía de defensa no muy grande unos 90 soldados. Éramos todos provincianos Misioneros, Chaqueños, Rosarinos, Santafesinos y algunos porteños".

DESPUES DEL MES EN LA CONSCRIPCION NOS DIERON CINCO DIAS DE FRANCO: NINGUNO DESERTÓ

Un permiso inusual en febrero presagió lo que vendría. "En febrero nos manda a todos en la casa. Esa era nuestra despedida, vivimos 5 días y era muy raro nunca al mes de servicio den licencia ya todos al mismo tiempo. No hubo ninguna deserción". La intensidad del entrenamiento previo también fue inusual. "Esos tres meses las instrucciones eran muy severas que de costumbre inclusive para aquella época".

"TENEMOS QUE IR A DEFENDER UNA PARTE DE NUESTRA TIERRA QUE NOS QUITARON HACE MUCHO TIEMPO

El día clave, el sonido de las sirenas los llevó al aeropuerto. "El Comodoro José Aldo Fernández, con lágrimas en los ojos nos comunica 'Tenemos que ir a defender una parte de nuestra tierra que nos quitaron hace mucho tiempo o si no, lo vamos a perder para siempre'". El traslado a Comodoro Rivadavia marcó el inicio de una nueva realidad, señalada por el frío y la incertidumbre.

Toledo reconoce la ferocidad del enemigo en Malvinas. "El tomar Las Malvinas no fue una tarea fácil, porque el enemigo eran soldados bien preparados, para defender y para morir. En el desembarco perdimos a nuestro primer soldado, el capitán Pedro Edgardo Giachino". Celso desembarcó el 6 de junio, con la misión de resguardar el aeropuerto.

MAMÁ VOY A DECIRTE DE LA MANERA MÁS SENCILLA ME VOY A LA GUERRA, PERO VOY A VOLVER

Antes de partir hacia las islas, un momento íntimo quedó grabado en su memoria. "El Teniente Felici, nos da un papel y un lápiz, a cada uno, para que escribamos una carta". La suya, iba dirigida a su madre, contenía un mensaje muy breve; de esperanza y determinación: "Mamá rezá mucho por mí, voy a un lugar muy jodido, pero sé que voy a volver, voy a contar con mis compañeros, con mi novia (por su fúsil) y con tu bendición. Te voy a decir de la manera más sencilla, voy a una guerra, pero voy a volver".

A pesar de la juventud, la entereza era palpable. "Nosotros ya éramos mayores de edad, cuando fuimos nos convertimos en hombres, nadie de mi compañía lloraba. Sabíamos a lo que íbamos, que era defensor la patria. La buena crianza, el respeto y la educación, me ayudaron mucho para sobrevivir a la guerra".

SI QUIEREN VENIR QUE VENGAN PARA MUCHOS LA FRASE CONDENATORIA

Toledo sin duda en señalar a los responsables de la contienda. "A los Militares se les fue la mano, el principal responsable era el Presidente Leopoldo Galtieri". Recuerda la Operación Azul, también llamada Rosario, que era simplemente izar la bandera en Malvinas y tomar prisioneros a los Kellspers y luego volver, también recuerda; la famosa frase del presidente. Si quieren venir que vengan, le presentaremos batalla” luego reflexiona "Si no hubiera tomado esa decisión, quizás no habría habido tantas muertes".

LA INDIFERENCIA QUE SUFRIMOSDESPÚES FUE PEOR QUE LA GUERRA MISMA

Su experiencia como prisionero de guerra, aunque significativa, no se compara con el recibimiento al regresar. "Yo fui prisionero de guerra, fui de los últimos que dejó las islas, yo me vine el 20 de junio. Me subí al Buque Hospital y me trajeron hasta Usuahia. No fue tan duro haber estado prisionero. Más duro fue cuando llegamos a Argentina. La indiferencia que sufrimos, fue peor que la guerra". Recuerda las palabras de un alto mando inglés que reconocía el valor de los jóvenes soldados argentinos. "Cuando llegaron los ingleses, un soldado de alto rango le dijo a un subalterno en inglés, estos son los niños que nos dieron batallas".

El regreso a casa, tras meses de incertidumbre y conflicto, estuvo marcado por la falta de apoyo. "Cuando volvimos de la guerra, nos escondieron, nos tuvieron bajo la alfombra".

LA VISITA DEL PAPA JUAN PABLO II PUSO FIN A LA GUERRA

A pesar del contexto bélico, Toledo recuerda la visita del Papa Juan Pablo II como un evento que marcó un posible punto de inflexión. "Recuerdo que vino el Papa Juan Pablo II y finalizó la guerra o sino la guerra iba a continuar. El día en que vino el papá a la Argentina, fue el día que más nos bombardearon" dice. El Mundial de fútbol pasó desapercibido en medio de la constante alerta. "El mundial, al menos yo no le presté ninguna atención. Estaba muy concentrado en mi tarea, la alerta era constante. A partir del 1ro de mayo, los ataques eran constantes. Recibimos más bombas que las que se tiraron en toda la segunda guerra mundial".

LO MAS DOLOROSO FUE VERLE A MI VIEJITA TAN FLACA. YA NO COMÍA , YA NO DORMÍA

Su llegada a Puerto Libertad: el 28 de junio fue un momento de profunda emoción. "Lo más doloroso fue cuando yo llegué, y verle a mi viejita, que estaba muy flaquita, ella ya no comía, ni dormía por la preocupación, más aún que ya sabían que terminó la guerra y yo todavía no llegaba". La sorpresa de su llegada provocó un susto en su madre, que lo creyó un fantasma. "Llegué de noche, me baje en la ruta, estaba lloviznando, llegué a casa, mi hermano el mayor no estaba. Golpeé la puerta y mi mamá pensó que yo era uno de mis hermanos, entonces mi mamá me dice, pasa Ángel, pensando que era él aclara, entra, no estoy para broma y como no salía entre de golpe y fue el peor error, porque mi mamá se cayó desmayada, pesó que era un fantasma, o que estaba soñando. Después se recuperó y fue toda alegría".

Finalmente, Celso Toledo recuerda con afecto a sus compañeros que aún hoy luchan por su bienestar. "Finalmente recordó a sus camaradas, Fagundez y Medina, ambos no están en Puerto Libertad porque están realizando tratamientos médicos en la Ciudad de Posadas". Su testimonio es un recordatorio de que, más allá de la historia oficial, existen innumerables historias personales de valentía, dolor y la búsqueda constante de reconocimiento.

Salud para a uno de nuestros tantos héroes que lucharon para construir una Argentina mejor.